
Cómo preparar a tu mascota antes de una cirugía para que no se estrese
Cómo preparar a tu mascota para una cirugía
Enfrentar una cirugía para tu mascota puede ser una experiencia desafiante, tanto emocional como logísticamente. Prepararla de forma adecuada antes del procedimiento quirúrgico puede marcar la diferencia en su recuperación. En este artículo, exploraremos los pasos esenciales para asegurarte de que tu compañero peludo esté listo física y mentalmente para una cirugía veterinaria.
Visita preoperatoria y preparación médica
Antes de cualquier intervención quirúrgica, tu veterinario realizará una evaluación preoperatoria que puede incluir análisis de sangre, radiografías o ecografías, según la condición médica de tu mascota. Estos estudios son fundamentales para identificar posibles riesgos y adaptar la anestesia y el procedimiento a las necesidades individuales del animal.
Además, tu mascota deberá estar en ayuno antes de la cirugía. Generalmente, se recomienda no darle comida entre 8 a 12 horas antes del ingreso, aunque este periodo puede variar dependiendo del tipo de cirugía, la edad y la especie. El agua suele permitirse hasta unas horas antes, pero tu veterinario te dará instrucciones precisas.
Si tu perro o gato está bajo tratamiento farmacológico, informa al veterinario para ajustar o suspender temporalmente la medicación si es necesario. También es ideal aprovechar la visita preoperatoria para aclarar dudas sobre el procedimiento, la anestesia, el tiempo de hospitalización y los cuidados postoperatorios.
Preparación emocional y logística en casa
La salud emocional también juega un papel importante. Procura mantener un ambiente tranquilo y libre de estrés en los días previos a la cirugía. Las mascotas, especialmente perros y gatos, son muy sensibles al estado de ánimo de sus dueños, así que mantener la calma les transmitirá confianza.
Asimismo, organiza tu hogar para el regreso del animal. Prepara un área limpia, silenciosa y segura donde pueda descansar sin molestias. Ten a mano cobijas limpias, camas cómodas y su comida habitual. Asegúrate de que no tenga que subir escaleras o saltar para acceder a su zona de reposo.
No olvides planificar el transporte. Usa una jaula de transporte segura y asegúrate de que esté limpia y acolchada. Llegar puntualmente el día del procedimiento y seguir todas las recomendaciones del médico veterinario es clave para evitar complicaciones.